lunes, 6 de mayo de 2013

Concierto único e irrepetible del pianista ubetense Jerónimo Maesso

 

El segundo concierto del XXV Festival Internacional de Música y Danza 'Ciudad de Úbeda' supuso el reencuentro con sus paisanos del pianista ubetense Jerónimo Maesso. Era una asignatura pendiente que tenía la localidad con este prestigioso músico afincado en Madrid. Aunque, en base a lo vivido en la noche del domingo en el auditorio del centro cultural Hospital de Santiago, la espera mereció la pena.
Maesso presentó su espectáculo 'El arte de la improvisación', que lleva ya algún tiempo funcionando muy bien en los más variados auditorios. Es un recital concebido por el intérprete y compositor en el que se generan y desarrollan diferentes formas de creación musical 'in situ', empleando para ello un piano y la participación decisiva de un público cada vez diferente, por lo que en cada ocasión nacen un puñado de músicas únicas e irrepetibles con niveles de expresividad y emoción que las convierten en pequeñas obras de arte.
Comenzó el recital con la 'Tocata y fuga' de Bach y unas variaciones jazzísticas del 'Take five' de Paul Desmond tan personales que hasta incluyeron algunos acordes muy reconocibles del 'Miserere' ubetense. En ese momento el respetable ya estaba dispuesto a lo que fuera, sobre todo a disfrutar. Su participación activa llegó cuando Maesso pidió colaboración a los presentes para ir seleccionando notas sobre las que ir improvisando. Primero a través de naipes ilustrados con el nombre de las siete notas musicales de la escala natural. Después con signos del zodiaco que correspondían a un mes, y éste a un número, y éste a una nota. Y luego incluso invitando a algunos asistentes a subir al escenario y pulsar aleatoriamente teclas de su piano.
Pero, para rizar más el rizo, también solicitó que de forma espontánea le plantearan diferentes géneros musicales con los que de nuevo ir improvisando. En esa parte llegó a sonar un tango arrebatador. Y hasta regaló una banda sonora creada en el instante a unas escenas de una película muda de Buster Keaton. Todo un arte el suyo. Fueron también memorables sobre el escenario el baile de Patricia Roldán, convirtiendo en movimiento los acordes de Maesso al piano, y la maravillosa voz de Mayte Tolmos cerrando una cita musical que difícilmente olvidarán quienes tuvieron la suerte de vivirla en primera persona. 


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