Concierto, que se ha disfrutado en doble sesión |
El XXV Festival Internacional de Música y Danza 'Ciudad de Úbeda' sigue dando momentos de gran nivel gracias a unos conciertos que están resultando de lo más completo. El cuarto fin de semana del evento musical ubetense reservó para la noche del sábado una velada fantástica.
Cuando solamente quedaba un minuto para las doce, comenzaba en la Sinagoga del Agua el concierto de Milo ke Mandarini (Peras y Mandarinas). Se pudo disfrutar de un estilo de música tradicional del Mediterráneo, a través de la combinación de canciones turcas y griegas con melodías sefardíes y piezas tradicionales castellanas, para mostrar, en definitiva, el vínculo que estas músicas han ido forjando y manteniendo durante siglos.
Y todo ello envuelto en ese halo mágico que se percibe nada más traspasar el umbral de la Sinagoga del Agua, espacio redescubierto en Úbeda, donde se ocuparon todas las sillas disponibles. Y entre el público asistente, un rabino llegado expresamente para conocer el lugar y disfrutar del recital.
Los responsables de esta maravilla fueron Carlos Ramírez e Isabel Martín, dos jóvenes amantes de la investigación, que tratan de viajar a diferentes países del Mediterráneo oriental para estudiar esta confluencia de melodías. Martín acompañó con su voz a la interpretación que Carlos Ramírez realizó con numerosos instrumentos populares (saz, rabab, zanfoña, mandolina, yayli tanbur, entre otros). Dado que para el recital se agotaron las localidades, se ha repetido hoy domingo a las seis y media de la tarde.
Cuando solamente quedaba un minuto para las doce, comenzaba en la Sinagoga del Agua el concierto de Milo ke Mandarini (Peras y Mandarinas). Se pudo disfrutar de un estilo de música tradicional del Mediterráneo, a través de la combinación de canciones turcas y griegas con melodías sefardíes y piezas tradicionales castellanas, para mostrar, en definitiva, el vínculo que estas músicas han ido forjando y manteniendo durante siglos.
Y todo ello envuelto en ese halo mágico que se percibe nada más traspasar el umbral de la Sinagoga del Agua, espacio redescubierto en Úbeda, donde se ocuparon todas las sillas disponibles. Y entre el público asistente, un rabino llegado expresamente para conocer el lugar y disfrutar del recital.
Los responsables de esta maravilla fueron Carlos Ramírez e Isabel Martín, dos jóvenes amantes de la investigación, que tratan de viajar a diferentes países del Mediterráneo oriental para estudiar esta confluencia de melodías. Martín acompañó con su voz a la interpretación que Carlos Ramírez realizó con numerosos instrumentos populares (saz, rabab, zanfoña, mandolina, yayli tanbur, entre otros). Dado que para el recital se agotaron las localidades, se ha repetido hoy domingo a las seis y media de la tarde.
Andrea Pezzini realiza una introducción del concierto a los asistentes |
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